El estigma de la enfermedad mental en el mundo sanitario

El miedo y la desconfianza que producen saber que una persona tiene una enfermedad es a veces peor que los propios síntomas de esa enfermedad. Para estos últimos existen tratamientos que funcionan, pero para el rechazo social, el estigma, no hay pastillas.

¿Qué es el estigma de la enfermedad mental?

Se llama estigma a la etiqueta social , el estereotipo negativo que lleva a discriminar a la persona enferma. Diversas enfermedades mentales acarrean este ”extra”, aunque hay otros trastornos que tienen esta carga añadida, como algunas infecciones, por ejemplo el SIDA o la lepra.

La causa principal de este estigma social es la falta de conocimiento acerca de la enfermedad. Este desconocimiento lleva al miedo y a intentar apartar y aislar a las personas que nos lo producen. Así, en vez de una sociedad que debería acoger y ayudar a los enfermos dándoles una protección especial, ocurre lo contrario: se les aísla y se les pone dificultades añadidas.

La solución es la información, conocer exactamente en qué consiste la enfermedad mental. Nadie bien informado puede estigmatizar a una persona enferma. Por eso podría pensarse que este rechazo no debería existir en los entornos sanitarios. Teóricamente enfermeros y médicos tienen una mayor información acerca de la enfermedad mental y no deberían caer en esta trampa, sin embargo no siempre es así.

Médicos y enfermeros también estigmatizan

Por ejemplo, algunos sanitarios siguen recomendando muchas veces a los pacientes que padecen depresión que “pongan de su parte”, a pesar de que sabemos perfectamente que los síntomas de la depresión son involuntarios.

Aunque la información es mayor en el entorno sanitario, pero hay otros factores que entran en juego. Es más fácil a veces pensar que es el propio paciente el que tiene la culpa de no mejorar que admitir la impotencia personal al intentar ayudar al enfermo.

Otras veces la formación de estos profesionales no ha sido la adecuada. En una área de conocimiento tan grande como la salud, sucede que la psiquiatría y la psicología se dejan en un segundo plano, por lo que médicos generales y, sobre todo, especialistas en otras áreas, no tienen una adecuada capacitación en salud mental, con el riesgo de estigmatización de sus pacientes.

Los sanitarios tienen que ser los primeros que luchen contra el estigma, ya que son los que mejor información poseen. Deberían ser además los mejores aliados de los pacientes en esta lucha. Pero si fallan ellos, va a ser muy difícil avanzar.

Consecuencias para el paciente

Un médico o enfermero que estigmatiza al paciente no entiende la enfermedad mental y nunca va a poder ofrecer una ayuda adecuada a las personas. Al no saber dar una visión correcta del problema, transmiten y aumentan el estigma en las familias y en los propios pacientes, el llamado “autoestigma”.

Tampoco serán capaces de ofrecer una adecuada asistencia sanitaria en otros campos distintos de la enfermedad mental, ya que suelen atribuir cualquier sintomatología a la enfermedad mental. Así, un paciente con depresión que vaya al médico por una cefalea puede ser calificado como “funcional”, es decir, no ser estudiado adecuadamente y entender el dolor de cabeza como parte de la depresión.

Sabemos que los pacientes con enfermedades mentales reciben cuidados sanitarios de peor calidad que el resto de personas. En una parte importante, se debe al estigma. Como solución, siempre lo mismo información y una mejor formación para todos.

Deja un comentario





Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.