Terapia lumínica en el tratamiento de la depresión y el trastorno bipolar
Ya hace dos mil años, los médicos griegos sabían que la luz influía en el ánimo. Kraepelin, el fundador de la psiquiatría moderna también lo recoge en sus escritos. Pero no es hasta los años 80, cuando se inicia la investigación del uso de la luz como terapia para los trastornos del estado de ánimo. Creemos que este efecto se debe al efecto que tiene la luz sobre el reloj biológico que organiza nuestra conducta.
¿Por qué la luz influye en el ánimo?
Para los seres humanos y el resto de animales, es importante gestionar bien la energía de la que disponemos, gastarla en determinados momentos, así como ahorrarla en otros, con el fin de ser más eficientes. Por eso tenemos un reloj interno que nos ayuda a regular nuestra actividad. Este reloj hace que nos entre sueño por la noche o que nos activamos en determinadas situaciones. La actividad y la energía no sólo depende de la hora. También nos volvemos más activos en situaciones de comfort o de necesidad para aprovechar el contexto en el que nos encontramos o nos inactivos cuando tenemos que descansar o ahorrar energía (por ejemplo en una situación de enfermedad).
La depresión y la regulación de la energia
Una persona deprimida es, en esencia, una persona que se encuentra en un estado anormal de inactividad, apatía, sin iniciativa… Hay muchos caminos que nos pueden llevar a esta situación, como el estrés crónico, las infecciones o el desgaste secundario a un episodio de aceleración mental. Uno de los factores que también pueden facilitar o causar un estado depresivo es el mal funcionamiento de este reloj biológico. Si este reloj biológico pierde el ritmo, la gestión energética se resiente, y a largo plazo se vuelve más ineficiente, pudiendo llevar a una depresión.
Resincronizar el reloj biológico
Para volver a poner en hora el reloj existen diversas estrategias. Una de las más simples es sincronizarlo mediante la exposición a la luz. La sincronización con la luz del reloj biológico ocurre de forma natural al exponernos al sol. El problema es que la forma de vida occidental, con turnos de trabajo cambiantes, disminución de las horas de sueño, exposición a iluminaciones de espectros artificiales como la luz de las pantallas electrónicas o en horarios poco naturales, hacen que esta sincronización no funcione bien.
Se cree que esta puede ser la causa de que muchas enfermedades que tienen en común una mala regulación de las emociones, como el trastorno depresivo recurrente o el trastorno bipolar, suelan tener empeoramientos estacionales en algunas épocas del año. Esto sería debido a cambios en la longitud del día y en la inestabilidad de la luminosidad debido a la climatología.
Teniendo en cuenta este efecto, se han desarrollado tratamientos para la depresión y el trastorno bipolar que consisten en la exposición programada a luz de alta intensidad. Se consigue así reprogramar el reloj biológico y disminuir o hacer desaparecer los síntomas depresivos. También se puede usar este tipo de tratamiento para prevenir las crisis en personas que tienen una depresión estacional, adelantándose a su aparición.
Cómo funciona el tratamiento lumínico
Se han desarrollado diversos tipos de lámparas médicas para el uso en la terapia lumínica. Existen diferencias en la intensidad de la luz y también en el espectro (color) de la misma. Es importante tanto la frecuencia como la distancia de exposición y el tiempo diario de tratamiento. También la hora del día a la que se administra la terapia. Existen diferentes protocolos para las diversas enfermedades que responden a este tipo de tratamiento. Se debe tratar de forma diferente una depresión unipolar o una depresión bipolar.
Los efectos secundarios
Al igual que todos los tratamientos que funcionan, la terapia lumínica tiene efectos secundarios. Estos son la fotosensibilidad (hay que tener cuidado según que fármacos se estén usando), el daño ocular en personas vulnerables y la aparición de un viraje hace la irritabilidad o la manía, al igual que sucede con los antidepresivos. Es importante subrayar que la terapia lumínica debe ser indicada y vigilada por un psiquiatra. No es un tratamiento inocuo y puede desencadenar inestabilidad afectiva.
Los estudios que se han realizado hasta el momento avalan la efectividad de esta terapia tanto en depresión como en trastorno bipolar. El efecto sobre la depresión es de la misma magnitud que el de los fármacos antidepresivos, pudiendo combinarse con los mismos si fuera necesario.
Pese a su efectividad y sus ventajas sobre otros tratamientos, su uso es muy limitado. Quizás tenga que ver que este tipo de tratamientos no cuenta con apoyos tan poderosos como tienen los fármacos o la psicoterapia. Al final no hay actores sanitarios relevantes que luchen por dar a conocer este tipo de tratamientos que no dejan de ser competencia ante otros intereses como pueden ser las compañías farmacéuticas o las asociaciones de psicoterapeutas.
Para saber más:
Golden RN, Gaynes BN, Ekstrom RD, et al. The efficacy of light therapy in the treatment of mood disorders: a review and meta-analysis of the evidence. Am J Psychiatry. 2005;162:656-662.
Tuunainen A, Kripke DF, Endo T. Light therapy for non-seasonal depression. Cochrane Database Sys Rev. 2005;2:CD004050.