¿Son mejores los antipsicóticos inyectables?

¿Qué son los antipsicóticos en depósito?

Los antipsicóticos en depósito o inyectables son un tipo de fármacos que se usan para el tratamiento de los episodios psicóticos y la esquizofrenia.

La diferencia frente a los antipsicóticos convencionales es la duración de su efecto: liberan su carga de forma programada durante semanas o incluso meses. Con este método los pacientes que no se toman correctamente la medicación tienen asegurado el tratamiento durante ese periodo tiempo, pero su efecto es igual a las medicaciones que se toman de forma diaria.

¿Nuevos fármacos antipsicóticos?

En los últimos meses ha aparecido como gran noticia en muchos medios de comunicación que hay un “nuevo” medicamento para tratar la esquizofrenia y la psicosis. Se trata de un fármaco inyectable cuyos efectos duran tres meses. En realidad su principio activo es un viejo conocido, la paliperidona, un metabolito de la risperidona (antipsicótico que se utiliza para el tratamiento de la esquizofrenia desde la década de los 90).

El fármaco no es tan nuevo por lo tanto. La única novedad es que se vende en una nueva presentación inyectable que más dentro del cuerpo: tres meses (frente a un mes que duraba la ultima versión).

¿Mejores o peores?

No es la primera vez que se venden como novedades este tipo de modificaciones, pero lo que nos interesa es si son estos “nuevos” medicamentos una ventaja para los enfermos. ¿Es mejor cuanto más dure su efecto? Los fabricantes nos dicen que estos fármacos previenen mejor las recaídas, hacen el tratamiento más cómodo, disminuyen los ingresos, tienen menos efectos secundarios y son más baratos… Pero vamos a analizar estas ventajas y las implicaciones de su uso:

¿Son más cómodos? Depende del gusto, aunque personalmente prefiero una pastilla a una inyección. Además, en los complejos tratamientos que requiere la psicosis, raramente basta con un único medicamento, por lo que seguramente habrá que tomar además varios medicaciones adicionales por via oral, por lo que no nos podremos desembarazar del pastillero.
¿Disminuyen los ingresos? Ésta es una afirmación gratuita y no probada. No deberían hacerse sin estudios que las confirmen (y de momento no hemos encontrado ninguno que no sea interesado). Siendo como es una opinión parcial y dada por fuentes con intereses económicos, habrá que tomarla con precaución.
¿Menos efectos secundarios?  Tampoco hay estudios imparciales que apoyen esta afirmación. De hecho, en la práctica clínica y en las investigaciones de calidad la impresión es la contraria.
¿Su uso ahorra dinero? El precio no debería ser un criterio prioritario para elegir un medicamento siempre que tenga ventajas importantes para el enfermo (¿pero las tiene?). Estos nuevos fármacos cuestan entre 250 a 500 euros al mes, frente a 60-120 €/mes que cuesta la olanzapina o similares. Lo que ocurre es que la olanzapina (y otros muchos fármacos no inyectables) tienen excelentes resultados  en los estudios de seguimiento de calidad.

Por lo tanto no queda nada claro que estos nuevos-viejos antipsicóticos inyectables sean mejores. Además, es preocupante que nadie hable de que ocurriría si fuera necesario suspender inmediatamente el tratamiento, sería imposible. ¿Qué haremos entonces si aparece un efecto secundario grave y potencialmente mortal como la  neutropenia o el síndrome neuroléptico maligno?.

Patentes, dinero y fármacos

Aunque los antipsicóticos inyectables son una herramienta necesaria a veces, deberían usarse lo menos posible. Y así lo recomiendan todas las guías de tratamiento, que remarcan la importancia de que sea el paciente el que se responsabilice de la medicación. Esa es la verdadera meta y el camino real hacia la autonomía y la recuperación.

Sin embargo los intereses de la industria farmacéutica van por caminos distintos a los de los afectados. Da la impresión de que sus prácticas intentan alargar la caducidad de sus patentes a costa de lo que sea.

Por eso sucede que el mismo fármaco, pero con distinta presentación, es considerado como nuevo. De esta forma pueden seguir manteniendo la patente y sus beneficios asociados más tiempo, pese a que las leyes internacionales dan ya una duración de un mínimo de  15  años a las mismas.

Es necesario un mayor control sobre la ética de las multinacionales farmacéuticas, que siguen anteponiendo sus beneficios a la salud, en unos pacientes en los que, cuanto más grave es su enfermedad, menos capacidad tienen de defenderse.

1 Comment

  1. Silvia el 26/04/2017 a las 07:31

    A mi hijo le daban una inyección por mes piportil L4 25 1 mg inyección, y ahora no la hacen, y el con ese medicamento hace una vida normal, como puedo hacer para conseguir, otra medicación igual, ya provoca, rispiridona, ira en, haloperidol, lamotrigina, y todas le hicieron mal, estaba todo el día desganado, ahora estudia trabaja, pero no tengo más piportil, mi hijo tiene 36 años, y empezó con este problema a los 33, nunca se drogo

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