Condenados por ser enfermos

Imaginemos que una persona está conduciendo, tiene una crisis epiléptica y pierde el control de su vehículo. En el accidente esta persona sufre heridas, pero los pasajeros del otro vehículo con el que choca también, muriendo uno de ellos. Se trata de una situación triste, algo que no nos gustaría que ocurriera… Pero ¿Qué me dirían si, como resultado de estos hechos, cuando el conductor con epilepsia se recupera de sus heridas del hospital, es juzgado y condenado a pasar 15 años en un hospital para epilépticos del que no va a poder salir en ningún caso, sin reducciones de pena (o de ingreso)?… No suena muy bien, no parece justo. Pero esperen, que todavía hay más, porque esta persona meses antes había ido reiteradamente a la consulta del neurólogo a comentarle sus síntomas yu no se había hecho nada… incluso sus amigos y vecinos habían contemplado algunas crisis convulsivas y crisis de ausencias que había tenido (de las que él era absolutamente inconsciente) pero habían preferido mirar para otro lado.

Esta historia parece surrealista y no puede ocurrir a día de hoy en nuestro país. Sin embargo, les propongo un experimento. Sustituyan las siguientes palabras: crisis epilépticas y crisis convulsivas por episodio psicótico y por último crisis de ausencia por ideas delirantes. Si lo han hecho bien, ese texto resultante sucede todos los días en nuestro país. Personas con una enfermedad que les produce hacerse daño a ellos o a otros terminan encarceladas en centros penitenciarios psiquiátricos. Ellos nunca habrían querido hacer daño a nadie, incluso terminan haciéndoselo a las personas que más quieren, pero la justicia es implacable. Reconoce que nos son imputables (no han sido ellos, sino la enfermedad) sin embargo el resultado es el mismo, aunque en vez de ingresar en una prisión, ingresan en un psiquiátrico penitenciario, que está mucho más saturado. Muchos de ellos se suicidan al darse cuenta de lo que han hecho cuando estaban enfermos. Los pocos que son capaces de superarlo, terminan sus días ingresados. Les recomiendo leer este pequeño artículo sobre el tema. Nos quejamos de lo que hacen en Estados Unidos con las personas que tienen una enfermedad mental, pero en España las cosas no son tan distintas. Sólo cambiamos los nombre, para disimular.

2 Comments

  1. Pablo el 28/05/2008 a las 20:39

    Interesante texto, me gusta como ilustra el tema. Lo cierto y triste es que es realmente de actualidad, aunque trates la parte más extrema que es la criminalidad (en el fondo todos somos víctimas de nosotros mismos aunque esto parezca algo primitivo). Esta discriminación se ve en el día a día, tenemos muchos prejuicios hacia las personas «anormales», «singulares» (por llamarlas de alguna manera, como a los negros), enfin, a las personas enfermas, pero al fin y al cabo personas.
    Yo soy alergico al polen, y hay días que me levanto con una cara hinchada horrible, voy a tomarme un café y cuando el camarero ve mi cara no me sonríe como al día anterior. Llamemos a esto último discriminación, aunque sea tan solo por la imagen que quiero mostrar. Si el camarero tuviese conocimientos sobre alergias, su comportamiento sería claramente diferente y me permitiría a mi lograr mayor afiliación que si me rechazan de entrada.
    Siendo el camarero la sociedad, podemos extrapolar hacia la simple conclusión de que si instruimos a la gente de la calle sobre enfermedades mentales, llegaremos a una mejor adaptación de personas a las que les ha tocado ser bipolares, igual que a otras les toca tener la gripe en invierno.
    Sin embargo el ser humano está ocupado en muchas otras cosas, y son tantos los factores que intervienen…solo podemos esperar ese estado de civismo, la moral universal de Kant…yo no pierdo la esperanza, aunque hay días que me siento realmente decepcionado de nosotros mismos.
    Enhorabuena por una tan buena página,
    Saludos

  2. Pablo el 28/05/2008 a las 20:51

    Hola otra vez,
    Si pudieses escribir algo (ya que tú sí tienes el conocimiento suficiente para ello) sobre la necesidad, ventajas e inconvenientes del prejuicio te lo agradecería mucho. Es más, creo que al lector de la calle le puede interesar bastante.
    Saluditos

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