Entrevista a Elena Peregrín, psiquiatra cooperante del proyecto internacional Salud Mental Para Todos
Reproducimos aquí la entrevista que se ha publicado en Salud Mental Para Todos, un proyecto de cooperación internacional en salud mental auspiciado por la ONG Juan Ciudad y San Juan de Dios Salud Mental Madrid que tiene como objetivo facilitar la cooperación de profesionales sanitarios españoles en centros de salud mental repartidos por todo el mundo, con especial interés en los que se sitúan en países menos favorecidos. Aquí tenéis la entrevista:
Elena Peregrín ha asido nuestra primera cooperante dentro del programa. Estuvo en el Centro de Reposo San Juan de Dios de Piura, en el norte de Perú, durante una rotación voluntaria el año pasado. Ahora que ya ha pasado un tiempo desde su regreso, le hemos querido preguntar sobre su experiencia:
Hola Elena, muchas gracias por la entrevista en primer lugar.
¿Cómo fue la acogida? ¿Con quién te encontraste al llegar? ¿Era cómo te esperabas?
Me recogieron en la estación Tomás, enfermero español cooperante y residente en Latinoamérica desde hace 20 años, y un hermano de la Orden. A la llegada al hospital me presentaron a absolutamente todo el personal, en su mayoría peruano. También conocí a otras tres chicas españolas cooperantes que estarían en Piura por seis meses con una beca (en el ámbito de Trabajo Social y Psicología).
¿Cómo es el hospital?
Un recinto muy grande con zonas ajardinadas y pabellones, donde se alojan separadamente los frailes, las monjas, los enfermos y los cooperantes. Hay un pabellón para los pacientes crónicos, mujeres y hombres separados, otros para las hospitalizaciones agudas y una zona de consultas externas. Hay también un área de deportes y una iglesia. Por las tardes suelen salir los pacientes por las zonas comunes y puedes charlar con ellos si te apetece. Es un sitio agradable, aunque es evidente la falta de recursos. Varios pacientes comparten la misma habitación (hasta 4-5), pero se procuran las medidas básicas de higiene y cuidados.
Se encuentra en Castilla (distrito contiguo al centro de la ciudad, a 10 minutos caminando). Es un barrio un poco peligroso por la noche, pero si te desplazas en taxi y acompañado no hay problema.
¿Qué tipo de pacientes atendía el centro?
Los pacientes eran variadísimos. De todas las edades, de cualquier estrato social, predominando personas con pocos recursos, y procedentes de zonas rurales y urbanas. La patología era también muy diferente, desde cuadros de ansiedad hasta psicosis, trastornos afectivos y enfermedades neurológicas (epilepsia y cisticercosis principalmente). Atendí a bastantes niños, procedentes en su mayoría de un centro de acogida próximo. Me impresionó ver cuadros psiquiátricos tan floridos, dado el elevado tiempo que transcurre desde la aparición de los síntomas hasta la demanda de atención. Los pacientes crónicos que residían en el hospital tenían en su mayoría diagnóstico de psicosis crónica y retraso mental. Los diagnósticos de los enfermos ingresados en Agudos eran de esquizofrenia, TAB y algún trastorno de personalidad.
¿En qué consistió tu labor allí?
Mi labor diaria consistía en pasar consulta externa (acompañando a un adjunto o sola, supervisada). Veía unos 8 pacientes al día. Si hacía algún ingreso, lo seguía durante la hospitalización. Asistía también a una terapia de grupo semanal de Trastornos de Personalidad. Al residir en el propio centro, participaba en actividades de los pacientes (salidas terapéuticas, por ejemplo). También colaboré en jornadas monográficas sobre Salud Mental abiertas al público y en otras destinadas a la formación en Salud Mental de sanitarios. En el hospital hacían prácticas alumnos de una universidad privada de Medicina. Tuve la oportunidad de conocerles en las prácticas.
Sabemos que también participaste en actividades de psiquiatría comunitaria algo diferentes a las que pueden verse en España. ¿Podrías describirnos en qué consistían?
Sí, fue de lo más interesante. Nos íbamos a pasar el fin de semana un equipo formado por un psiquiatra adjunto, Tomás, una trabajadora social y el conductor a una localidad aislada, generalmente en la sierra norte. Allí nos dedicábamos a atender a pacientes con posible patología psiquiátrica y realizábamos sesiones educativas en función de las necesidades de cada población. Los pacientes eran campesinos de muy bajo nivel socioeconómico que jamás habían recibido atención médica especializada (o incluso general). Resultó muy enriquecedor interaccionar con ellos.
¿Tuviste tiempo para actividades no relacionadas con la psiquiatría?
Sí, dado que tenía libres los fines de semana y dos tardes entre lunes y viernes*. Pude viajar por toda la región de Piura y las adyacentes, además de conocer a gente joven peruana o extranjera que trabajaban en otras instituciones como cooperantes.
¿Qué has aprendido como psiquiatra con esta experiencia?
Hacer la rotación en Piura me ha permitido situarme en una posición de “médico global” o “general” frente a los pacientes. Te da la oportunidad de atender a personas que nunca han sido valoradas por un médico, y menos por un psiquiatra, y que además tienen escasos recursos económicos y posiblemente una situación social complicada. Estas circunstancias te obligan a adoptar una actitud muy práctica, centrada en poder contribuir al máximo de tus posibilidades en el bienestar global del individuo. Se hace necesario poner en marcha la intuición, la capacidad de improvisación y sobre todo el sentido común.
Me ha resultado también enriquecedor el propio hecho de trabajar en una institución contextualizada en una sociedad diferente a la occidental, en la que las características de las estructuras político sanitarias, los estilos interpersonales o las connotaciones del rol de médico, por ejemplo, varían tanto.
¿Crees que conocer otros sistemas sanitarios y la enfermedad mental en otras culturas tiene utilidad en la formación de los residentes?
Por supuesto. Desde el punto de vista clínico te obliga a replantearte cuestiones semiológicas y aspectos psicoterapéuticos, y a contactar con la disciplina de la Psiquiatría Transcultural. Además, fomenta el desarrollo de una actitud crítica frente a la política sanitaria. El contacto con personas culturalmente tan diferentes, te lleva a revisar y enfrentar prejucios.
¿Qué diferencias te llamaron más la atención entre los pacientes de Madrid y los de Piura?
Las explicaciones de enfermedad que daban a las enfermedades mentales (diría que un cuarto de los pacientes que atendí anteriormente habían consultado con un chamán, ante la creencia de que sus síntomas eran producto del “daño”). Tuve la impresión de que los pacientes respondían más satisfactoriamente a las intervenciones (tanto psicoterapéuticas como farmacológicas). Me resultó además curiosa la actitud del paciente frente a la figura del médico.
¿Lo mejor de esta experiencia?
Me resulta imposible escoger un aspecto concreto… La experiencia me ha resultado muy gratificante a nivel formativo y personal. ¡Y repetiría!
Damos las gracias a Elena Peregrín por contestar a nuestras preguntas, pero sobre todo por su ayuda en el proyecto. Un abrazo, Elena.
*Nos gustaría aclarar que el horario de nuestros cooperantes incluye sólo mañanas de lunes a viernes. Elena tuvo un horario distinto debido a que fue el programa piloto, pero este aspecto ya está revisado con los centros del proyecto.
