La edad de comienzo más frecuente se encuentra entre los 16 y los 35 en hombres. En las mujeres suele ser un poco más tardía.

Los síntomas pueden aparecer de repente, en unas pocas semanas, produciendo la impresión en las personas que conocen al paciente de que ha ocurrido un cambio en su forma de ser. Pero otras veces, los síntomas aparecen tan lentamente que los familiares y amigos apenas se dan cuenta de lo que sucede hasta que la enfermedad es ya muy grave.

Una vez ha sido diagnosticada y con el tratamiento adecuado, la esquizofrenia puede mejorar mucho. El tratamiento necesario consiste en una medicación diaria en forma de pastillas o fármacos inyectados una vez al mes. A veces, debido al estado del paciente, es necesario ingresarlo en los primeros días de una crisis, aunque esto no siempre es necesario.

La medicación tarda varias semanas en empezar a hacer efecto. Si es efectiva, los síntomas desaparecen o mejoran en un plazo de tiempo relativamente pequeño (de algunas semanas a pocos meses). Sin embargo es necesario seguir con el tratamiento a pesar de la mejoría, porque si no, los síntomas reaparecen.

Las primeras experiencias con la medicación no siempre son positivas. Se trata de fármacos muy potentes que suelen tener efectos secundarios importantes. Es difícil, sobre todo en los tratamientos iniciales, conseguir pautas de tratamiento con pocos o ningún efecto secundario. Pero con el tiempo se va ajustando la dosis y el tipo de fármaco , consiguiéndose resultados mejores.

Las personas con esquizofrenia necesitan un seguimiento frecuente y detallado por un psiquiatra y en ocasiones por otros componentes del equipo de salud mental como psicólogos o terapeutas ocupacionales.

Se recomienda una asistencia periódica al médico, si es posible acompañado de algún familiar o amigo. Esto es importante para que la enfermedad siga controlada. El psiquiatra deberá valorar la enfermedad y ajustar los fármacos para que puedan ser tolerados de una forma óptima. Los objetivos serán controlar la enfermedad y evitar los efectos secundarios.

El paciente con esquizofrenia puede tener nuevos brotes de la enfermedad en distintos momentos de su vida, sin embargo la probabilidad de que esto suceda es mucho menor si el se toma la mediación adecuadamente y tiene consultas regulares.

A pesar de seguir todos estos cuidados se pueden tener recaídas, que suelen ser debidas a periodos de estrés. En general,  la causa más frecuente de una recaída es el abandono de la medicación.