Adicción al cannabis

El cannabis es una droga derivada de la planta del cáñamo que suele consumirse fumada (en forma de polen, aceite, pasta de resina u hojas secas). Estas sustancias reciben en el mercado nombres variados, algunos de los más habituales son María, Marihuana, Marijuana y Hachís, en general en España «porros». También puede consumirse por vía oral aunque es menos frecuente. Independientemente de la forma, todas contienen las mismas sustancias psicoactivas, siendo la principal el tetrahidrocannabinol (THC, Δ9-THC ó Δ9-tetrahydrocannabinol).

Como en el caso de la heroína y la nicotina, su efecto se debe a que el THC es una sustancia artificial para el cuerpo que, no obstante, se parece mucho a algunas de las sustancias que las neuronas usan para comunicarse entre ellas. El THC se une a los receptores cannabinoides, un tipo de moléculas que se encuentran en las neuronas y afectan a su funcionamiento.

El tetrahidrocannabinol es lipofílico, es decir, se disuelve en las grasas. Esto provoca que al introducirse en el cuerpo se acumule en los tejidos y tarde mucho tiempo en desaparecer. Por esto su consumo puede ser detectado mucho tiempo después  y la adicción suele adoptar una forma especial: es más sencillo estar varios días en abstinencia, ya que al cuerpo le quedan “depósitos” en la grasa, pero es muy difícil el mantener la abstinencia más de un mes, que es el tiempo en el que se estima que desaparecen los depósitos.

El consumo de esta sustancia puede producir varios problemas:

Adicción: todos los estudios serios, tanto en animales como en humanos, destacan el alto potencial adictivo del cannabis. Produce una conducta de autoadministración en roedores y cumple los criterios de adicción para humanos. Modifica el circuito de recompensa y aumenta la dopamina en el núcleo accumbens, efectos que comparte con otras sustancias adictivas como la cocaína o el alcohol. La adicción al cannabis hace que el abandono del consumo sea muy difícil. Por otra parte esta adicción junto a la visión positiva que desde la sociedad se tiene  de su consumo lleva a que muchos pacientes queden en la fase de “precontemplación”, negando que les resulte un problema el abandono.

Efecto sobre la motivación: Desde los años 60 está descrito que el cannabis produce el llamado “síndrome amotivacional”. Consiste en  una disminución de la apetencia por otras actividades de la vida: los adictos a cannabis suelen sentir que sus estudios, su trabajo, su actividades de ocio o sus relaciones no les “llenan”, tienen pocas ganas de hacer cosas en general. Esta sensación de vacío hace su vida desagradable pero tampoco se sienten con energía para cambiar la situación. Para paliar esta sensación suelen aumentar la dosis de la droga, con lo que el problema aumenta.

Trastornos de ansiedad: a pesar de su efecto inicialmente tranquilizante, en personas predispuestas el consumo de cannabis puede llevar a la aparición de diversos trastornos de ansiedad como crisis de pánico, agorafobia o ansiedad flotante.

Psicosis: También desde hace años se ha visto como el consumo incluso de pequeñas cantidades de cannabis puede desencadenar trastornos psicóticos. En la práctica son síntomas idénticos a los que produce la esquizofrenia. Estos síntomas pueden desaparecer con el abandono del consumo, pero a veces no lo hacen requiriendo un tratamiento psiquiátrico prolongado.

Alteraciones cognitivas: es muy frecuente la pérdida de memoria, la capacidad de atención y de concentración. Estos efectos suelen mejorar o desaparecer cuando se interrumpe el consumo permanentemente, aunque tardan meses en desaparecer completamente.

Problemas respiratorios: Por supuesto el consumo del cannabis fumado implica daño para el pulmón. No entraremos aquí a describir esos problemas, ya que se escapan del campo de esta guía.

Tratamiento específico

El tratamiento de la adicción a cannabis requiere un tratamiento específico. Por una parte suele ser necesario intervenir farmacológicamente sobre el sistema de la motivación, para revertir lo antes posible los efectos sobre el mismo. Si hay ansiedad o síntomas psicóticos también será necesario un tratamiento sintomático con fármacos.

En cuanto a la adicción, lo más indicado suele ser un programa de deshabituación, grupal o individual, siendo mejores los programas que combinan ambas técnicas. Si la adicción es muy severa o, sobre todo, si está asociada a otras adicciones, puede ser necesario un tratamiento residencial.


Última revisión: 22/10/2016  Autor: Dr. Diego Urgelés  Licencia CC