Alcoholismo
El alcohol es la sustancia adictiva más extendida del mundo. Aunque el porcentaje de consumidores que pasan de un consumo “controlado” a un consumo con características de dependencia es menor que en otras sustancias, la realidad es que al tratarse de una sustancia de uso muy frecuente hay muchísimos afectados por el alcoholismo. Además es frecuente la “comorbilidad”, es decir, el uso de alochol asociado a otras drogas como cannabis o cocaína. Usar simultáneamente varias sustancias aumenta por una parte su potencial adictivo y además también aumenta la probabilidad de que otras sustancias produzcan complicaciones como arritmias y problemas vasculares graves.
El etanol es la molécula que tienen en común todas las bebidas alcohólicas y la responsable de su capacidad adictiva. Hoy se cree que el efecto del etanol sobre el cerebro es debido principalmente a la inhibición/modulación de los receptores NMDA y GABA-a. Los efectos sobre el organismo (obviando la adicción y otros problemas mentales que puede producir) son muy graves y bien conocidos. La intoxicación aguda por alcohol puede llegar a causar incluso una parada respiratoria y la muerte. Su consumo continuado puede provocar problemas hepáticos graves, distintos tipos de cáncer, pancreatitis, hemorragias y demencia. Es capaz de dañar varios órganos vitales de forma simultánea, sobre todo cuando se consume habitualmente, pero “habitualmente” no es “todos los días”. Simplemente bebiéndolo algunas veces por semana pueden aparecer estos problemas, depende de la vulnerabilidad individual. El alcohol además es teratogéncio, es decir, al ser consumido por una mujer embarazada daña al feto, provocando malformaciones.
Problemas de salud mental relacionados con el alcohol
Depresión: el alcohol es un “depresógeno”. Eso quiere decir que su consumo produce depresión. Aunque en los primeros momentos parece que el consumo de alcohol causa alegría o euforia, en los días posteriores hace lo contrario. Este efecto permanece durante semanas después de abandonar el consumo completamente. Se ha hablado mucho de que las depresiones son causa de alcoholismo pero en la consulta lo más frecuente es justo lo contrario, que el beber alcohol produzca depresión.
Adicción: El alcohol es una sustancia adictiva. La adicción al alcohol puede acompañarse de síntomas físicos de retirada que pueden dar lugar a problemas muy graves, por lo que un tratamiento de desintoxicación debería estar siempre bajo la supervisión de un médico.
Enfermedades mentales: Si una persona tiene previamente una enfermedad mental, el consumir alcohol produce un empeoramiento de los síntomas. Los pacientes con enfermedades mentales deberían sin duda alguna evitar el consumo de alcohol.
Demencia por alcohol: El consumo crónico empeora el rendimiento cognitivo por distintos mecanismos, llegando a producir intensas atrofias cerebrales.
¿Cómo dejar el alcohol?
El tratamiento del alcoholismo tiene dos fases.
-La primera es la “desintoxicación“. Consiste en suspender completamente el consumo de alochol y vigilar la adaptación del cuerpo y del cerebro a los cambios bioquímicos que esto supone. Debe ser realizada siempre por un médico. Puede ser necesario el añadir distintas medicaciones que eviten la aparición de síntomas físicos de retirada. Con vigilancia médica esta fase es sencilla, pero sin ella pueden aparecer complicaciones como las convulsiones o el delirium. En algunas ocasiones se realiza bajo condiciones de ingreso en un hospital, en otras puede hacerse de forma ambulatoria. Esta fase dura entre una y tres semanas
-La segunda es la “deshabituación“. Esta fase es de duración variable. Muchos profesionales opinan que dura toda la vida. Se trata de evitar las recaídas en el consumo. Durante esta fase se debe dotar al paciente de herramientas suficientes para hacer frente al deseo de beber. Son intervenciones complicadas, en las que se suele usar conjuntamente psicoterapia y fármacos. Debería ser realizada siempre por profesionales expertos en adicciones. Aquí también es de gran valor la terapia grupal.
Fármacos para el tratamiento del alcoholsimo
–Interdictores: son hasta el momento los más eficaces. Se trata de medicaciones que hacen que el alcohol “siente mal”. Entre los más conocidos en España se encuentran Antabus (R) y Colme (R). Hasta hace unos años se creía que actuaban como “castigo”: el paciente al beber alcohol tenía un refuerzo negativo causado por el malestar que le suponía el beber. Pero actualmente se cree que esta forma de actuar no es la que explica su gran efectividad. Son efectivos incluso sin que produzcan jamás este efecto negativo en el paciente. Se cree que, por diversos mecanismos, la toma de interdictores llega a disminuir en gran medida el deseo de consumir alcohol. Esto es lo que realmente explica su efecto.
–Fármacos para disminuir el craving: hay fármacos que disminuyen el “ansia” de beber. El craving o ansia es un deseo muy intenso de beber que aparece ocasionalmente en la adicción al alcohol. Es mucho más frecuente en las primeras etapas de la deshabituación. Existen fármacos que disminuyen su intensidad y hacen más fácil mantener la abstinencia.
–Otros fármacos: Hay ocasiones en las que es necesario el uso de antidperesivos, ansiolíticos o hipnóticos. Son distintos psicofármacos para abordar problemas y complicaciones que suelen acompañar al alcoholismo. Aunque no son específicos para la adicción suelen ser muy útiles e incluso imprescindibles en algunas ocasiones.
Nuestro consejo al abordar el tratamiento del alcoholismo es que se consulte siempre a un equipo experto en el tema. Debe ser un tratamiento en el que intervenga siempre un médico, aunque los equipos más eficaces suelen ser los que combinan distintos profesionales y añaden un abordaje grupal.
Última revisión: 22/10/2016 Autor: Dr. Diego Urgelés Licencia CC