Adicción de andar por casa

caféCuando hablamos de adicción casi todo el mundo piensa en las drogas de abuso más frecuentes: tabaco, cannabis, heroína o la epidemia blanca, la cocaína. Es probablemente el gran problema de salud pública del siglo XXI en occidente, con un costo económico y personal mayor que el del VIH. Eso es la adicción, y nada más.

Pero más allá de la adicción, hay otras formas «menores» de perder la libertad debido a sustancias. La adicción o la dependencia incluye en su definición el «todo o nada»… es decir, que la persona adicta pone en primer lugar en su lista de motivaciones la sustancia de la que depende, por encima de otros intereses de su vida. No obstante, hay sustancias que producen una alteración en la motivación debido a sus características químicas y no hacen esto. No se les considera médicamente drogas de abuso, pero la realidad es que modifican nuestra motivación, lo que queremos hacer en esta vida, al fin y al cabo, una de las cosas que nos hace humanos, nuestra voluntad.

¿Qué sustancias son estas, que nos privan de la libertad mediante la química? Sólo hay que pensar en sustancias que se consuman masivamente y que no tengan una clara utilidad alimentaria… ¿Fácil no?. Las bebidas más consumidas en todo el planeta: té, café, refrescos de cola… Por supuesto no incluímos aquí a las bebidas alcohólicas, porque ya son consideradas como potenciales sutancias de abuso.

No es casualidad, todas tienen cafeína (incluído el te, por supuesto). En esta lista no entran ni entrarán jamás los refrescos de cítricos ni  cualquier bebida que no posea sustancias que modifiquen el sistema de recompensa. No hace falta que tengan un sabor especial, no es necesario un color determinado ni nada de nada. Si las consumimos las veces suficientes cambiarán algunas conexiones en nuestro cerebro y nos sentiremos inclinados a repetir su consumo una y otra vez.

No voy a ser yo quien se ponga a pensar si esto es correcto o no… Yo mismo soy un gran consumidor de café. Pero, ¿por qué lo consumo?. Inicialmente no me gustó su sabor. Está demostrado que no mejora el rendimiento global. No necesito ninguna de las sustancias que lleva para mi alimentación… No hay motivo racional para que yo consuma café. Pero la cafeína llega a mi sistema nervioso central y provoca la repetición de su consumo. Sin más. Depués de repetir, nos buscamos razones para el consumo, porque todos los seres humanos queremos saber por qué hacemos las cosas, y si no, nos lo inventamos.

 

1 Comment

  1. Juanita Thompson el 26/07/2007 a las 01:44

    Me parece bastante interesante su comentario pero que delicioso es el cafe especialmente en las mañanas reconstituyente y me quita la modorra y flojera de ir a trabajar es decir me pone pilas

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